Las fracturas no solo comprometen el hueso afectado. También impactan en músculos, articulaciones, nervios, patrones de movimiento y en el estado general del paciente. Por eso, la recuperación médica tras una fractura debe ir más allá de la simple consolidación ósea. El objetivo real es que la persona recupere movilidad, fuerza, coordinación y, sobre todo, autonomía funcional.
Desde la Medicina de Rehabilitación, se plantea un enfoque integral, estructurado y adaptado a cada caso. En este artículo repasamos las fases clave del proceso y los aspectos determinantes para una recuperación exitosa.
1. Comprender el impacto de una fractura
Las fracturas son lesiones frecuentes tanto en jóvenes (por traumatismos) como en mayores (por fragilidad ósea). Sus consecuencias van más allá del dolor inicial:
- Pérdida de movilidad en la zona afectada
- Atrofia muscular tras inmovilización prolongada
- Alteraciones en la marcha y el equilibrio, especialmente en miembros inferiores
- Riesgo de rigidez articular, contracturas o deformidades
- Afectación emocional: miedo a moverse, inseguridad, aislamiento
Por eso, el abordaje debe ser integral, contemplando tanto lo físico como lo funcional y emocional.
2. Fases de la recuperación médica tras una fractura
El proceso de rehabilitación se divide en etapas con objetivos específicos:
a) Fase inicial: protección y control del dolor
- Control del dolor e inflamación
- Inmovilización con yeso, férula o cirugía si es necesario
- Inicio precoz de ejercicios respiratorios y movilidad en otras articulaciones
- Prevención de complicaciones como trombosis o rigidez secundaria
b) Fase intermedia: inicio de la movilidad
- Se inicia la movilización progresiva del segmento lesionado
- Se busca recuperar la amplitud articular sin dolor
- Se trabaja con técnicas asistidas o activas según evolución
c) Fase avanzada: fortalecimiento y reeducación funcional
- Fortalecimiento muscular específico
- Ejercicios de carga gradual y coordinación
- Restauración de patrones de movimiento funcionales y seguros
d) Fase de reintegración
- Retorno a actividades diarias, laborales o deportivas
- Evaluación funcional para prevenir recaídas
- Educación para el autocuidado a largo plazo
3. Herramientas médicas para facilitar la recuperación
El médico rehabilitador dispone de múltiples estrategias adaptadas a cada paciente:
- Ejercicio terapéutico personalizado
- Electroterapia y termoterapia para el control del dolor
- Ortesis o ayudas técnicas cuando es necesario
- Entrenamiento funcional supervisado
- Educación en movimiento y ergonomía
La clave está en diseñar un plan individualizado, según el tipo de fractura, el tratamiento recibido y las metas funcionales del paciente.
4. Factores que influyen en la evolución
La recuperación puede variar ampliamente de un paciente a otro. Algunos factores clave:
- Edad y estado general de salud
- Localización y tipo de fractura (simple, conminuta, articular…)
- Tratamiento inicial aplicado (conservador vs quirúrgico)
- Nivel de movilidad previo
- Adherencia al programa médico y rehabilitador
5. El papel activo del paciente
Una buena parte del éxito depende del compromiso del propio paciente. Mantener una actitud participativa y seguir las indicaciones médicas es esencial:
- Realizar los ejercicios indicados
- Evitar el miedo excesivo al movimiento
- Cumplir los controles médicos programados
- Adoptar hábitos saludables para mejorar la recuperación
6. En personas mayores: una prioridad funcional
Las fracturas en adultos mayores —especialmente de cadera, vértebra o muñeca— pueden marcar un antes y un después en su calidad de vida. Por eso, la rehabilitación en esta etapa busca:
- Prevenir la pérdida de autonomía
- Favorecer la marcha y el equilibrio
- Evitar el deterioro funcional global
- Reducir el riesgo de nuevas caídas
El abordaje debe ser multidisciplinar y muy personalizado.
7. Aprender para prevenir
Toda fractura deja una enseñanza. Parte del proceso también incluye incorporar hábitos para evitar futuras lesiones:
- Mantener una vida activa y segura
- Vigilar la salud ósea con controles médicos
- Corregir déficits nutricionales o metabólicos
- Adaptar el entorno doméstico para prevenir caídas (iluminación, alfombras, escalones, etc.)
Conclusión
La recuperación médica tras una fractura es un proceso estructurado, progresivo y centrado en el paciente. No basta con que el hueso suelde: es imprescindible devolver al paciente su funcionalidad, confianza y autonomía.