Las lesiones articulares son muy frecuentes en las consultas de todas las clínicas, produciéndose por distintos factores como los golpes, la actividad física intensa y el propio paso del tiempo.
Para tener claro que estamos ante una lesión de una articulación, debemos tener en cuenta que la articulación es la unión entre dos o más huesos. Las más conocidas son la rodilla, codo, cadera, hombro y muñeca.
¿Qué tipos de lesiones aparecen en las articulaciones?
Podemos clasificar las lesiones más comunes producidas en las articulaciones en varios grupos distintos:
- Artritis: es la inflamación de las articulaciones que provoca dolor en las mismas. La artritis,
puede ser traumática, degenerativoa (artróisca) o secundaria a una enfermedad reumátrica, presentando síntomas similares, aunque con distintas causas.
- Bursitis: es la inflamación de las bolsas de líquidos que protegen las articulaciones y tendones, llamadas bursas. Suele producirse por un, traumatismo, sobreesfuerzo o la repetición continua de un mismo movimiento. Es habitual en ciertos tipos de trabajo o en deportes como las rodillas en ciclistas, codos en los tenistas u hombros en nadadores.
- Dislocación: también denominada luxación, es cuando la articulación pierde su morfología habitual, un hueso se sale de su sitio. Puede provocarse por un golpe o una rotación exagerada de la articulación. Sus síntomas son rápidamente visibles ya que la articulación se deforma perdiendo su posición habitual.
- Esguinces: un esguince es una distensión violenta de una articulación que provoca el estiramiento patológico
de los ligamentos, lo que deriva en una flexión anormal de la articulación con sus posteriores consecuencias como el dolor e inflamación de la zona. Muy habitual en tobillos por una torcedura.
¿Cómo tratar las lesiones de las articulaciones?
El tratamiento de las lesiones articulares varía según la causa o el origen de la misma.
Método RICE
Una lesión puntual provocada por la práctica deportiva se tratará, en primera instancia, con la técnica RICE (reposo, hielo, compresión de la zona y elevación). Esto ayudará a aliviar el dolor y reducir la inflamación de la zona.
Siempre está la duda de qué me aplico primero ¿frío o calor?. El FRÍO actúa como ANTIINFLAMATORIO, es decir, al enfriar la zona inflamada disminuye el flujo sanguíneo provocando una vasoconstricción de los vasos, se contraen. El CALOR actúa como RELAJANTE en las lesiones, al calentar las zonas musculares de mayor actividad hace que el músculo esté más elástico, y a su vez, más relajado. Normalmente el calor se aplica en contracturas musculares para ayudar a relajar el músculo contraído que es el que provoca el dolor y la falta de movilidad. En procesos subagudos o crónicos.
Antiinflamatorios
Un recurso habitual para tratar estas lesiones es el uso de antiinflamatorios orales o tópicos en forma de pomadas o ungüentos para reducir la hinchazón de la zona afectada. Si el dolor es muy intenso pueden ser complementadas con algún analgésico.
Inmovilización
En algunos casos, el médico recomendará la inmovilización de la zona con algún tipo de vendaje, férula y ortesis, para limitar el movimiento de la articulación y favorecer su recuperación.
Cirugía
En casos puntuales sería necesaria una intervención quirúrgica, como en los casos graves de artritis o en luxaciones extremas.
¿Cómo prevenir las lesiones articulares?
Las lesiones de las articulaciones provocadas de manera espontánea por golpes o caídas no se pueden prevenir. Aquellas provocadas por el paso del tiempo o por la repetición constante de un movimiento, pueden prevenirse siguiendo una serie de consejos prácticos:
- Evita el sobrepeso. Nuestra estructura ósea está diseñada para soportar nuestro peso ideal (llamémosle X, en función de cada paciente). Si un paciente tiene un peso X+20Kg, su estructura ósea, que es el esqueleto, estará sufriendo un esfuerzo para el que no está preparada y que provocará diferentes lesiones.
- Trabaja de forma moderada las articulaciones. Los músculos y los ligamentos (fibras que unen huesos), sujetan la estructura ósea, por lo que trabajar en su fortaleza nos ayudará a tener unas articulaciones más saludables.
- Si te estás iniciando en la práctica deportiva se consecuente. No sometas a tus articulaciones a un estrés para el que no están preparadas. Incrementa la carga de entrenamiento progresivamente y, de manera ideal, consulta con un especialista deportivo que te ayude y asesore en la planificación
- Lleva una correcta alimentación y hábitos de vida saludables. Una correcta alimentación con una dieta equilibrada nos ayudará a prevenir las enfermedades degenerativas de las articulaciones. El calcio y el colágeno en su dosis adecuada fortalecerán las articulaciones previniendo así la aparición de lesiones